RESUMEN.
Actualmente podemos constatar que las radios
han perdido gran parte de sus audiencias jóvenes, y esto debido a muchos factores,
entre los cuales destacan la falta de creatividad y el auge de las redes
sociales. Pero las características de la juventud de nuestro tiempo nos ofrecen
una perspectiva alentadora sobre la posibilidad de lograr el retorno de las
audiencias jóvenes en proyectos de radios comunitarias frescos e innovadores.
El presente artículo busca sustentar estas afirmaciones mediante un análisis de
la juventud del siglo XXI y una revisión de experiencias radiofónicas pasadas y
actuales.
GLOSARIO.
- Creatividad. Facultad de crear. Capacidad de creación.
- Juventud. Edad que se sitúa entre la infancia y la edad adulta. Conjunto de jóvenes.
- Audiencias juveniles. Colectivos formados por jóvenes a quienes se quiere llegar a través de un medio de comunicación.
- Cultura de la imagen. Tendencia cultural por la cual se da mayor importancia a la representación icónica de las cosas q a ellas mismas.
- Radio Comunitaria. Alternativa de radio que trabaja en compromiso estrecho de sus audiencias, procurando y facilitando su participación.
- Participación. Acción y efecto de participar.
GLOSARIO.
- Creatividad. Facultad de crear. Capacidad de creación.
- Juventud. Edad que se sitúa entre la infancia y la edad adulta. Conjunto de jóvenes.
- Audiencias juveniles. Colectivos formados por jóvenes a quienes se quiere llegar a través de un medio de comunicación.
- Cultura de la imagen. Tendencia cultural por la cual se da mayor importancia a la representación icónica de las cosas q a ellas mismas.
- Radio Comunitaria. Alternativa de radio que trabaja en compromiso estrecho de sus audiencias, procurando y facilitando su participación.
- Participación. Acción y efecto de participar.
INTRODUCIÓN.
Emma Rodero
Antón, en su artículo “Recuperar la creatividad radiofónica: Razones para
apostar por la radio de ficción”, refiriéndose a la escasez de creatividad en
la producción radiofónica, señala:
“Esta
ausencia de creatividad ya se está pagando en forma de escasa audiencia
infantil y juvenil. Cada vez son menos los jóvenes que se sienten atraídos por
el medio, por una radio que no les estimula, que no les interesa, carente de
vida, de ilusión, una radio incomunicada con el sueño.” (1)
Esta es una
realidad que se constata fácilmente. Emma Rodero se refiere a una falta de
creatividad que ha producido un estancamiento en la forma de hacer radio. La
radio se ha vuelto un mero transmisor de información, sin ningún recurso que la
haga más atractiva. No se utilizan efectos especiales ni el silencio. Los
contenidos son predecibles; los procedimientos, repetitivos. Esta problemática se
extiende incluso a las emisoras destinadas a la recreación, como las emisoras musicales, las cuales, ante la inexistencia de ideas nuevas sobre la manera de
conducir o proponer su programación. En efecto, se ha constatado que la escucha
de la radio tradicional se produce en situaciones específicas (principalmente
en el coche) y preferentemente como fuente de información de actualidad. Book y
Grady añaden que las principales claves de insatisfacción son las selecciones
musicales repetitivas, la calidad de la publicidad y la sensación de que los
locutores hablan demasiado. Además, a la escasa variedad musical hay que sumar
las interrupciones publicitarias.
Ante este
panorama, resulta difícil concebir una radio con audiencias jóvenes. Pero
abordaremos algunos detalles que prueban que no sólo es posible llamar a los
jóvenes de vuelta a las emisoras radiales, sino que puede constituir incluso un
recurso formativo que haga de ellos adultos comprometidos en un futuro para
nada lejano.
Cuando la
radio hizo su aparición, allá por la segunda década del siglo XX, causó
entusiasmo e interés inusitados en la sociedad de entonces, a causa de las
enormes posibilidades que abría con respecto a las comunicaciones en el futuro.
Así lo manifiesta Pierre Albert en su “Historia e la Radio y la Televisión”:
“Nacida a
inicios de la década de 1920, la radiodifusión llegó a ser, salvo en algunas
raras zonas del Cuarto Mundo, el producto industrial más consumido.” (2)
Pero, pasada
esa ráfaga luminosa durante la cual muchos aprovecharon para explorar y ahondar
en las posibilidades de la radiofonía apenas nacida, ocurrió algo que truncaría
el progreso de la reflexión y la experimentación sobre el medio de las hondas
hertzianas, y que, de otra parte, constituiría el inicio de una revolución de
índole cultural con grandes repercusiones en las décadas posteriores, hasta
nuestros días. Nos referimos al surgimiento de la televisión, con su elemento
característico y extremadamente poderoso: la imagen.
“Mientras que
la progresión de la prensa escrita había sido bastante lenta […], el nacimiento
y luego la expansión de los medios de comunicación audiovisuales ocasionaron,
por la rapidez y el carácter masivo de su intrusión a la vida de los individuos
y de las familias una verdadera conmoción: los modos de vida y de pensamiento
de nuestros contemporáneos fueron, y siguen siendo, modificados por el consumo
de productos culturales y por modos de expresión ajenos a sus hábitos y tradiciones.” (3)
Y entonces,
las perspectivas sobre los medios entonces existentes cambiaron
vertiginosamente. A medida que la televisión iba adquiriendo mayor perfección
técnica, fue desarrollándose entre los académicos de la comunicación de masas
el rumor de que la desaparición de la radio, dada la creciente popularidad de
la imagen móvil, era sólo cuestión de años. Mientras tanto, los públicos se
iban volviendo más visuales.
De este modo
se inició una época de cambios que en un tiempo relativamente corto ha
reconfigurado totalmente la sociedad. Actualmente un tercio de la población se
informa exclusivamente a través de la televisión. Esto sin contar lo que Santos
Zunzunegui dice:
“Más del 94%
de informaciones que el hombre contemporáneo, habitante de las grandes urbes,
recibe se analiza a través de los sentidos de la vista y el oído; más del 80%,
específicamente, a través del mecanismo de la percepción visual.” (4)
Dice, por
otra parte, Juan Carlos Pérez Jiménez, en un artículo publicado en la revista “Caja
Negra”, el mismo que tituló “Un mundo de imágenes”:
“Las
imágenes inundan nuestra cabeza, asaltan nuestros ojos y se han convertido en
el lenguaje dominante del mundo contemporáneo. Para lograrlo se han pertrechado
de una batería interminable de instrumentos generadores y reproductores. […]
Así, la fotografía, el cine, la televisión y ahora la imagen digital se adueñan
de más momentos del día, de más horas de la vida. Vivimos en un tiempo en que
la representación ha llegado a ser más relevante que la realidad. […] El mundo
al que aspiramos, el motor de nuestras fantasías y el objeto de deseo no son de
este mundo, no están hechos de carne y hueso: su unidad de medida es el píxel,
el frame y el fotograma. […] Valoramos más y entendemos mejor la imagen que el
original. La comunicación visual ha llegado a ser tan potente y masiva y genera
un ruido tan ensordecedor que bordeamos la saturación definitiva que impida
asimilar sus contenidos. […] No hay manifestación más potente que la cultura de la imagen. Capta la atención
de los bebés que aun no saben hablar, hipnotiza a los pueblos menos
desarrollados y conoce registros para seducir a los más cultivados. No repara
en sexo, raza o edad; nadie está a salvo de su poder.” (5)
CONCLUSIÓN.
Es posible devolver a la radio el prestigio que ha perdido por la ausencia de creatividad en su producción, contenidos y recursos. Para ello es necesario emplear nuevas técnicas y abordar nuevos contenidos, de manera que la radio recupere lo que constituye su mayor fortaleza: su capacidad expresiva para generar identificación. Una opción interesante para lograr un retorno de las audiencias juveniles a la radio es una radio comunitaria, que sepa enfrentar con creatividad y versatilidad los retos que le son propios, dando oportunidad a los jóvenes a participar en sus sociedades.
La cultura
de la imagen está orientada por una corriente hedonista relacionada de manera
estrecha con la juventud. La imagen de los jóvenes se fue imponiendo como principio
de cambio social al destacar, en un principio, la energía propia de dicha etapa
de la vida y las ansias de la juventud por ser protagonista de su medio, por
constituirse en actor social. Sin embargo, dichos inicios han ido cediendo cada
vez más ante la exaltación de la juventud como momento único en la vida para
disfrutar del placer al máximo. Se ha producido una hipervaloración de la
belleza física sobre los valores morales entonces vigentes, que en adelante
representarían meras reglas de convivencia destinadas a ser superadas por las
nuevas generaciones. Y en este contexto, el valor de las cosas se define
visualmente. Además, cabe considerar que la programación de entretenimiento es
la más consumida por las audiencias juveniles:
“Si observamos
la cuarta función de Lazarsfeld a las tres definidas por Laswell sobre el
entretenimiento, encontramos una validación directa, considerando que el
principal motivo de consumo de medios entre estos jóvenes es, precisamente, el
entretenimiento.” (6)
Esta
tendencia cultural al predominio de la imagen, fuertemente propulsada por la
televisión, ha generado hábitos en las audiencias que son incompatibles con los
requeridos para el consumo activo de la radio. Podemos hacer alusión a lo referido por DanielFernando López Jiménez, para sustentar la pasividad que genera el consumo
indiscriminado de televisión:
“Así, la
televisión se perfila como una entretención pasiva que no requiere esfuerzo; es
una compañía que habla, pero que no requiere mayor atención. Tal como afirma
Mattelart, la causa del consumo de televisión no está en alguna predisposición humana
al ocio, sino sencillamente en una rutinaria acción pasiva producto del
fatigoso día tras día de los individuos. En el mismo sentido, Russell Newman
menciona la televisión como ‘el camino más fácil’ y Castells se refiere a ésta
como ‘la consecuencia del instinto básico de una audiencia perezosa’.” (7)
Se tiene,
así, un contexto acerca de la condición de los jóvenes con relación a la
televisión que explica en algo sus comportamientos. Podemos tomar como
referencia una vez más a López Jiménez:
“Con el
simple método de la observación, determinaríamos que lo que se aprecia es el
reflejo de la sociedad actual: una norteamericanización vía enlatados, series,
películas y animados, y producción
japonesa de dibujos animados (estos últimos también influenciados por la
cultura occidental, dado que los rasgos raciales de sus personajes son
eminentemente de tipo norteamericano). Por su parte, la producción nacional de
telenovelas, sociodramas, noticieros y realities shows, muestran una sociedad
permeada por diferentes conceptos estilísticos exógenos; producciones que
difícilmente dan cuenta de una identidad mediática. Toda una industria del
ocio, entretenimiento y pasividad, unidad por un hilo conductor[…] que
desemboca en algún tipo de violencia física, verbal o sexual.” (8)
UNA MIRADA A LOS JÓVENES.
Ángel Boza,
en un artículo publicado por la Universidad de Huelva titulado “Una mirada a la juventud”(9), nos recuerda que la juventud como categoría sociológica uniforme no
existe, de manera que se puede hablar de jóvenes, mas no de la juventud. Tras
esta especificación, procede a describir ciertas características, tales como:
mitificación, hedonismo y narcisismo, ocio, cambio social y compromiso,
contestación, participación, valores, subculturas y tibus, transición,
educación, empleo y autonomía económica, subordinación y emancipación,
identidad, botellón y diversidad. De
estas, sólo profundizaremos en tres de dichos aspectos: cambio social y
compromiso, contestación y participación.
Cambio Social y Compromiso.
Las nuevas generaciones de jóvenes tienen que
impulsar el cambio de la sociedad, pero también tienen que contribuir a su
continuidad. De esta manera, por un lado la sociedad se ha de encargar de
socializar y de ubicar en esa estructura a sus futuros integrantes. Por otro
lado, la juventud es la encargada de aportar las innovaciones al integrarse en
la estructura social. Los jóvenes son a la vez agentes y producto de la
sociedad en la que viven. De alguna manera, el futuro se hace presente a través
de ellos. Pero los jóvenes no son sólo el futuro de las sociedades, sino una
parte muy significativa de su presente. Cabe tener en cuenta, asimismo, que pese
a que por norma general predomina una desconfianza hacia las estructuras
institucionales y haber una menor participación efectiva en las estructuras
tradicionales, la juventud suele mostrar un deseo no llevado a la obra por
participar en las decisiones políticas de su medio.
Contestación.
Los jóvenes son contestatarios, aunque también
tienen los pies en la tierra y son presentistas. Esta revolución diaria, este “no”
continuo, se basa en una relativa independización axiológica de los adultos y
se manifiesta en un sistema propio y alternativo de valores. Pero no son
solamente valores el objeto de la contestación, los jóvenes cuestionan también
las instituciones. Los jóvenes manifiestan una importante rebeldía e
inconformismo respecto de los adultos. También es una forma de afirmar la
propia identidad, aunque sea por la vía de la negación sistemática. Sin ser
llevada a extremismos, la contestación es muestra de buena salud en la
juventud.
Participación.
Una experiencia europea tal vez puede
ilustrar la situación de la juventud. El Libro Blanco sobre la Juventud
Europea, en sus conclusiones señala que los jóvenes:
-
Tienen
voluntad de participar activamente en la sociedad en la que viven.
-
Desean tener
derecho a expresarse sobre todos los aspectos de la vida cotidiana.
-
La
participación exige que los jóvenes adquieran competencias o consoliden las que
tienen.
-
Consideran
que los mecanismos de participación existentes son insuficientes.
-
Señalan la
instauración de un marco jurídico como una de las condiciones necesarias para
el desarrollo de una participación real de la juventud.
A esto cabe agregar que lo que los jóvenes no
están dispuestos a aceptar es entrar en un juego de simulación donde “hagan comparsas de un sistema que parezca
pero que no sea democrático y participativo”.
LA RADIO
CIUDADANA: INNOVACIÓN Y PARTICIPACIÓN.
María Gutiérrez, profesora de la Universidad de
Navarra, escribe en su artículo “La audiencia juvenil y el acceso a la radio
musical de antena convencional a Internet” lo siguiente:
“[…] la tendencia a “reciclar” contenidos ha sido y sigue siendo una estrategia
programática que impera en la mayoría de las emisoras musicales. […]En este
sentido, la tendencia a “reciclar” contenidos ha sido y sigue siendo una
estrategia programática que impera en la mayoría de las emisoras musicales. Su
principal efecto se observa en la repetición de un patrón que ha “perpetuado”
la imagen de catálogo de la radio musical y ha favorecido la “falta de vínculos
emotivos” en tanto que se ha obviado profundizar en los factores generales que
influyen en lo que Jenkins denomina “economía afectiva”
y que deberían concretarse en “procesos de identificación y fidelidad” (DP)
entre emisora y audiencia.” (10)
Y más adelante, al analizar un estudio sobre
fidelidad de audiencias juveniles, señala:
“¿Qué mueve a los jóvenes a seleccionar una u otra oferta radiofónica? Los
datos apuntan que el factor que interviene de forma destacada en el proceso de
selección es el contenido. Ni la emisora ni el programa, ni mucho menos el
presentador, parecen ser determinantes en el proceso de selección.” (11)
Está claro que es necesaria una reformulación
de los contenidos que se ofrecen en la radio. Existe una necesidad de retomar
el valor artístico y expresivo de la radio. Es definitivamente cierto que, por
más que la imagen amenace saturar los umbrales de nuestra percepción, aun no se
puede negar el valor de lo auditivo. De hecho, no hay producción televisiva o
cinematográfica que valga lo mismo sin la música de fondo, sin la intensidad de
la palabra hablada, sin efectos sonoros que den mayor realismo a lo que se ve.
Es por medio del sonido que se generan afectos, mayor identificación con el
medio que la que se puede lograr mediante la expectación pasiva de la
televisión. Pero es necesario recuperar dichos recursos y no llenar el tiempo
de programación con estereotipadas fórmulas de locución, que sólo contribuyen a
causar mayor desencanto – e incluso cansancio – por parte de las audiencias.
Asimismo, Jorge Acevedo, en su compilación “Voces
y movidas radiociudadanas”, y también Claudia Pereira en el artículo “Los
sistemas de información agraria y las radios rurales: SIEMBRA FUTURO” dan
testimonios suficientes de como una radio puede ser concretamente impulsora de
desarrollo: por medio de la participación. Y es allí donde los jóvenes pueden
encontrar un campo amplio para el desarrollo de sus iniciativas. Con una visión
siempre crítica de su entorno y un deseo sincero de participar verdaderamente
en la sociedad, pueden responder al compromiso que tienen de ser agentes de
cambio social a través de estos espacios.
La radio comunitaria constituye n auténtico
campo de participación. Bruce Girard, hablando sobre este tema, anota:
“Con
frecuencia llamada ‘radio comunitaria’, su rasgo más característico consiste en
comprometerse con la participación comunitaria a todos los niveles. Mientras
los oyentes de la radio comecial sólo pueden participr en la programación de
modo limitado – a través de tribunas libres por línea telefónica o pidiendo su
canción favorita – los oyentes de la radio comunitaria son a la vez los
productores, gerentes, directores, evaluadores y aun los dueños de las
estaciones.” (12)
CONCLUSIÓN.
Es posible devolver a la radio el prestigio que ha perdido por la ausencia de creatividad en su producción, contenidos y recursos. Para ello es necesario emplear nuevas técnicas y abordar nuevos contenidos, de manera que la radio recupere lo que constituye su mayor fortaleza: su capacidad expresiva para generar identificación. Una opción interesante para lograr un retorno de las audiencias juveniles a la radio es una radio comunitaria, que sepa enfrentar con creatividad y versatilidad los retos que le son propios, dando oportunidad a los jóvenes a participar en sus sociedades.
BIBLIOGRAFÍA:
(1) RODERO ANTÓN, Emma: “Recuperar la creatividad
radiofónica: Razones para apostar por la radio de ficción”. Universidad
Pontificia de Salamanca.
(2) ALBERT, Pierre y TUDESQ, André-Jean:
“Historia de la Radio y la Televisión”. Fondo de Cultura Económica. México,
2002. Pág. 7.
(3) ALBERT, Pierre y TUDESQ, André-Jean:
“Historia de la Radio y la Televisión”. Fondo de Cultura Económica. México,
2002. Pág. 7.
(4) ZUNZUNEGUI, Santos: “Pensar la imagen”. Ed.
Cátedra.
(5) PÉREZ JIMÉNEZ, Juan C.: “Un mundo de imágenes”.
Revista “Caja Negra”, N° 1.
(6) LÓPEZ JIMÉNEZ, Daniel F.: “Lectura de medios:
de la audiencia ignorada al poder de las audiencias”. XII Encuentro
Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. Colombia, 2006.
(7) LÓPEZ JIMÉNEZ, Daniel F.: “Lectura de medios:
de la audiencia ignorada al poder de las audiencias”. XII Encuentro
Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. Colombia, 2006.
(8) LÓPEZ JIMÉNEZ, Daniel F.: “Lectura de medios:
de la audiencia ignorada al poder de las audiencias”. XII Encuentro
Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. Colombia, 2006.
(9) BOZA CARREÑO, Ángel: "Una mirada a la Juventud". XII: Revista de Educación. 2011.
(10) GUTIÉRREZ, María; RIBES, X. y MONCLÚS, B.: “La
audiencia juvenil y el acceso a la radio musical de antena convencional a
Internet” en: “Comunicación y Sociedad”, vol XXIV. 2011.
(11) GUTIÉRREZ, María; RIBES, X. y MONCLÚS, B.: “La
audiencia juvenil y el acceso a la radio musical de antena convencional a
Internet” en: “Comunicación y Sociedad”, vol XXIV. 2011.
(12) GIRARD, Bruce: “Introducción: la radio
comunitaria en el mundo” en “Radio Apasionad@s. Experiencias de radio
comunitaria en el mundo”.
Luis,
ResponderEliminarTus aportes son significativos, pertinentes.
Tus ilustraciones y tu material de asistencia no tanto.