miércoles, 30 de mayo de 2012

JUVENTUD Y RADIO: UNA COMBINACIÓN DIFÍCIL, PERO FACTIBLE


RESUMEN.
Actualmente podemos constatar que las radios han perdido gran parte de sus audiencias jóvenes, y esto debido a muchos factores, entre los cuales destacan la falta de creatividad y el auge de las redes sociales. Pero las características de la juventud de nuestro tiempo nos ofrecen una perspectiva alentadora sobre la posibilidad de lograr el retorno de las audiencias jóvenes en proyectos de radios comunitarias frescos e innovadores. El presente artículo busca sustentar estas afirmaciones mediante un análisis de la juventud del siglo XXI y una revisión de experiencias radiofónicas pasadas y actuales.


GLOSARIO.
- Creatividad. Facultad de crear. Capacidad de creación.
- Juventud. Edad que se sitúa entre la infancia y la edad adulta. Conjunto de jóvenes.
- Audiencias juveniles. Colectivos formados por jóvenes a quienes se quiere llegar a través de un medio de comunicación.
- Cultura de la imagen. Tendencia cultural por la cual se da mayor importancia a la representación icónica de las cosas q a ellas mismas.
- Radio Comunitaria. Alternativa de radio que trabaja en compromiso estrecho de sus audiencias, procurando y facilitando su participación.
- Participación. Acción y efecto de participar.

INTRODUCIÓN.
Emma Rodero Antón, en su artículo “Recuperar la creatividad radiofónica: Razones para apostar por la radio de ficción”, refiriéndose a la escasez de creatividad en la producción radiofónica, señala:
“Esta ausencia de creatividad ya se está pagando en forma de escasa audiencia infantil y juvenil. Cada vez son menos los jóvenes que se sienten atraídos por el medio, por una radio que no les estimula, que no les interesa, carente de vida, de ilusión, una radio incomunicada con el sueño.” (1)
Esta es una realidad que se constata fácilmente. Emma Rodero se refiere a una falta de creatividad que ha producido un estancamiento en la forma de hacer radio. La radio se ha vuelto un mero transmisor de información, sin ningún recurso que la haga más atractiva. No se utilizan efectos especiales ni el silencio. Los contenidos son predecibles; los procedimientos, repetitivos. Esta problemática se extiende incluso a las emisoras destinadas a la recreación, como las emisoras musicales, las cuales, ante la inexistencia de ideas nuevas sobre la manera de conducir o proponer su programación. En efecto, se ha constatado que la escucha de la radio tradicional se produce en situaciones específicas (principalmente en el coche) y preferentemente como fuente de información de actualidad. Book y Grady añaden que las principales claves de insatisfacción son las selecciones musicales repetitivas, la calidad de la publicidad y la sensación de que los locutores hablan demasiado. Además, a la escasa variedad musical hay que sumar las interrupciones publicitarias.
Ante este panorama, resulta difícil concebir una radio con audiencias jóvenes. Pero abordaremos algunos detalles que prueban que no sólo es posible llamar a los jóvenes de vuelta a las emisoras radiales, sino que puede constituir incluso un recurso formativo que haga de ellos adultos comprometidos en un futuro para nada lejano.


UNA VISTA AL CONTEXTO: LA CULTURA DE LA IMAGEN.

Cuando la radio hizo su aparición, allá por la segunda década del siglo XX, causó entusiasmo e interés inusitados en la sociedad de entonces, a causa de las enormes posibilidades que abría con respecto a las comunicaciones en el futuro. Así lo manifiesta Pierre Albert en su “Historia e la Radio y la Televisión”:
“Nacida a inicios de la década de 1920, la radiodifusión llegó a ser, salvo en algunas raras zonas del Cuarto Mundo, el producto industrial más consumido.” (2)
Pero, pasada esa ráfaga luminosa durante la cual muchos aprovecharon para explorar y ahondar en las posibilidades de la radiofonía apenas nacida, ocurrió algo que truncaría el progreso de la reflexión y la experimentación sobre el medio de las hondas hertzianas, y que, de otra parte, constituiría el inicio de una revolución de índole cultural con grandes repercusiones en las décadas posteriores, hasta nuestros días. Nos referimos al surgimiento de la televisión, con su elemento característico y extremadamente poderoso: la imagen.
“Mientras que la progresión de la prensa escrita había sido bastante lenta […], el nacimiento y luego la expansión de los medios de comunicación audiovisuales ocasionaron, por la rapidez y el carácter masivo de su intrusión a la vida de los individuos y de las familias una verdadera conmoción: los modos de vida y de pensamiento de nuestros contemporáneos fueron, y siguen siendo, modificados por el consumo de productos culturales y por modos de expresión ajenos a sus hábitos y tradiciones.” (3)
Y entonces, las perspectivas sobre los medios entonces existentes cambiaron vertiginosamente. A medida que la televisión iba adquiriendo mayor perfección técnica, fue desarrollándose entre los académicos de la comunicación de masas el rumor de que la desaparición de la radio, dada la creciente popularidad de la imagen móvil, era sólo cuestión de años. Mientras tanto, los públicos se iban volviendo más visuales.
De este modo se inició una época de cambios que en un tiempo relativamente corto ha reconfigurado totalmente la sociedad. Actualmente un tercio de la población se informa exclusivamente a través de la televisión. Esto sin contar lo que Santos Zunzunegui dice:
“Más del 94% de informaciones que el hombre contemporáneo, habitante de las grandes urbes, recibe se analiza a través de los sentidos de la vista y el oído; más del 80%, específicamente, a través del mecanismo de la percepción visual.” (4)
Dice, por otra parte, Juan Carlos Pérez Jiménez, en un artículo publicado en la revista “Caja Negra”, el mismo que tituló “Un mundo de imágenes”:
“Las imágenes inundan nuestra cabeza, asaltan nuestros ojos y se han convertido en el lenguaje dominante del mundo contemporáneo. Para lograrlo se han pertrechado de una batería interminable de instrumentos generadores y reproductores. […] Así, la fotografía, el cine, la televisión y ahora la imagen digital se adueñan de más momentos del día, de más horas de la vida. Vivimos en un tiempo en que la representación ha llegado a ser más relevante que la realidad. […] El mundo al que aspiramos, el motor de nuestras fantasías y el objeto de deseo no son de este mundo, no están hechos de carne y hueso: su unidad de medida es el píxel, el frame y el fotograma. […] Valoramos más y entendemos mejor la imagen que el original. La comunicación visual ha llegado a ser tan potente y masiva y genera un ruido tan ensordecedor que bordeamos la saturación definitiva que impida asimilar sus contenidos. […] No hay manifestación más potente que la cultura de la imagen. Capta la atención de los bebés que aun no saben hablar, hipnotiza a los pueblos menos desarrollados y conoce registros para seducir a los más cultivados. No repara en sexo, raza o edad; nadie está a salvo de su poder.” (5)

La cultura de la imagen está orientada por una corriente hedonista relacionada de manera estrecha con la juventud. La imagen de los jóvenes se fue imponiendo como principio de cambio social al destacar, en un principio, la energía propia de dicha etapa de la vida y las ansias de la juventud por ser protagonista de su medio, por constituirse en actor social. Sin embargo, dichos inicios han ido cediendo cada vez más ante la exaltación de la juventud como momento único en la vida para disfrutar del placer al máximo. Se ha producido una hipervaloración de la belleza física sobre los valores morales entonces vigentes, que en adelante representarían meras reglas de convivencia destinadas a ser superadas por las nuevas generaciones. Y en este contexto, el valor de las cosas se define visualmente. Además, cabe considerar que la programación de entretenimiento es la más consumida por las audiencias juveniles:
“Si observamos la cuarta función de Lazarsfeld a las tres definidas por Laswell sobre el entretenimiento, encontramos una validación directa, considerando que el principal motivo de consumo de medios entre estos jóvenes es, precisamente, el entretenimiento.” (6)
Esta tendencia cultural al predominio de la imagen, fuertemente propulsada por la televisión, ha generado hábitos en las audiencias que son incompatibles con los requeridos para el consumo activo de la radio.  Podemos hacer alusión a lo referido por DanielFernando López Jiménez, para sustentar la pasividad que genera el consumo indiscriminado de televisión:
“Así, la televisión se perfila como una entretención pasiva que no requiere esfuerzo; es una compañía que habla, pero que no requiere mayor atención. Tal como afirma Mattelart, la causa del consumo de televisión no está en alguna predisposición humana al ocio, sino sencillamente en una rutinaria acción pasiva producto del fatigoso día tras día de los individuos. En el mismo sentido, Russell Newman menciona la televisión como ‘el camino más fácil’ y Castells se refiere a ésta como ‘la consecuencia del instinto básico de una audiencia perezosa’.” (7)

Se tiene, así, un contexto acerca de la condición de los jóvenes con relación a la televisión que explica en algo sus comportamientos. Podemos tomar como referencia una vez más a López Jiménez:
“Con el simple método de la observación, determinaríamos que lo que se aprecia es el reflejo de la sociedad actual: una norteamericanización vía enlatados, series, películas y animados, y  producción japonesa de dibujos animados (estos últimos también influenciados por la cultura occidental, dado que los rasgos raciales de sus personajes son eminentemente de tipo norteamericano). Por su parte, la producción nacional de telenovelas, sociodramas, noticieros y realities shows, muestran una sociedad permeada por diferentes conceptos estilísticos exógenos; producciones que difícilmente dan cuenta de una identidad mediática. Toda una industria del ocio, entretenimiento y pasividad, unidad por un hilo conductor[…] que desemboca en algún tipo de violencia física, verbal o sexual.” (8)

UNA MIRADA A LOS JÓVENES.
Ángel Boza, en un artículo publicado por la Universidad de Huelva titulado “Una mirada a la juventud”(9), nos recuerda que la juventud como categoría sociológica uniforme no existe, de manera que se puede hablar de jóvenes, mas no de la juventud. Tras esta especificación, procede a describir ciertas características, tales como: mitificación, hedonismo y narcisismo, ocio, cambio social y compromiso, contestación, participación, valores, subculturas y tibus, transición, educación, empleo y autonomía económica, subordinación y emancipación, identidad, botellón y  diversidad. De estas, sólo profundizaremos en tres de dichos aspectos: cambio social y compromiso, contestación y participación.
Cambio Social y Compromiso.
Las nuevas generaciones de jóvenes tienen que impulsar el cambio de la sociedad, pero también tienen que contribuir a su continuidad. De esta manera, por un lado la sociedad se ha de encargar de socializar y de ubicar en esa estructura a sus futuros integrantes. Por otro lado, la juventud es la encargada de aportar las innovaciones al integrarse en la estructura social. Los jóvenes son a la vez agentes y producto de la sociedad en la que viven. De alguna manera, el futuro se hace presente a través de ellos. Pero los jóvenes no son sólo el futuro de las sociedades, sino una parte muy significativa de su presente. Cabe tener en cuenta, asimismo, que pese a que por norma general predomina una desconfianza hacia las estructuras institucionales y haber una menor participación efectiva en las estructuras tradicionales, la juventud suele mostrar un deseo no llevado a la obra por participar en las decisiones políticas de su medio.
Contestación.
Los jóvenes son contestatarios, aunque también tienen los pies en la tierra y son presentistas. Esta revolución diaria, este “no” continuo, se basa en una relativa independización axiológica de los adultos y se manifiesta en un sistema propio y alternativo de valores. Pero no son solamente valores el objeto de la contestación, los jóvenes cuestionan también las instituciones. Los jóvenes manifiestan una importante rebeldía e inconformismo respecto de los adultos. También es una forma de afirmar la propia identidad, aunque sea por la vía de la negación sistemática. Sin ser llevada a extremismos, la contestación es muestra de buena salud en la juventud.
Participación.
Una experiencia europea tal vez puede ilustrar la situación de la juventud. El Libro Blanco sobre la Juventud Europea, en sus conclusiones señala que los jóvenes:
-          Tienen voluntad de participar activamente en la sociedad en la que viven.
-          Desean tener derecho a expresarse sobre todos los aspectos de la vida cotidiana.
-          La participación exige que los jóvenes adquieran competencias o consoliden las que tienen.
-          Consideran que los mecanismos de participación existentes son insuficientes.
-          Señalan la instauración de un marco jurídico como una de las condiciones necesarias para el desarrollo de una participación real de la juventud.
A esto cabe agregar que lo que los jóvenes no están dispuestos a aceptar es entrar en un juego de simulación donde “hagan comparsas de un sistema que parezca pero que no sea democrático y participativo”.


LA RADIO CIUDADANA: INNOVACIÓN Y PARTICIPACIÓN.
María Gutiérrez, profesora de la Universidad de Navarra, escribe en su artículo “La audiencia juvenil y el acceso a la radio musical de antena convencional a Internet” lo siguiente:
“[…] la tendencia a “reciclar” contenidos ha sido y sigue siendo una estrategia programática que impera en la mayoría de las emisoras musicales. […]En este sentido, la tendencia a “reciclar” contenidos ha sido y sigue siendo una estrategia programática que impera en la mayoría de las emisoras musicales. Su principal efecto se observa en la repetición de un patrón que ha “perpetuado” la imagen de catálogo de la radio musical y ha favorecido la “falta de vínculos emotivos” en tanto que se ha obviado profundizar en los factores generales que influyen en lo que Jenkins denomina “economía afectiva” y que deberían concretarse en “procesos de identificación y fidelidad” (DP) entre emisora y audiencia.” (10)
Y más adelante, al analizar un estudio sobre fidelidad de audiencias juveniles, señala:
¿Qué mueve a los jóvenes a seleccionar una u otra oferta radiofónica? Los datos apuntan que el factor que interviene de forma destacada en el proceso de selección es el contenido. Ni la emisora ni el programa, ni mucho menos el presentador, parecen ser determinantes en el proceso de selección.” (11)
Está claro que es necesaria una reformulación de los contenidos que se ofrecen en la radio. Existe una necesidad de retomar el valor artístico y expresivo de la radio. Es definitivamente cierto que, por más que la imagen amenace saturar los umbrales de nuestra percepción, aun no se puede negar el valor de lo auditivo. De hecho, no hay producción televisiva o cinematográfica que valga lo mismo sin la música de fondo, sin la intensidad de la palabra hablada, sin efectos sonoros que den mayor realismo a lo que se ve. Es por medio del sonido que se generan afectos, mayor identificación con el medio que la que se puede lograr mediante la expectación pasiva de la televisión. Pero es necesario recuperar dichos recursos y no llenar el tiempo de programación con estereotipadas fórmulas de locución, que sólo contribuyen a causar mayor desencanto – e incluso cansancio – por parte de las audiencias.
Asimismo, Jorge Acevedo, en su compilación “Voces y movidas radiociudadanas”, y también Claudia Pereira en el artículo “Los sistemas de información agraria y las radios rurales: SIEMBRA FUTURO” dan testimonios suficientes de como una radio puede ser concretamente impulsora de desarrollo: por medio de la participación. Y es allí donde los jóvenes pueden encontrar un campo amplio para el desarrollo de sus iniciativas. Con una visión siempre crítica de su entorno y un deseo sincero de participar verdaderamente en la sociedad, pueden responder al compromiso que tienen de ser agentes de cambio social a través de estos espacios.
La radio comunitaria constituye n auténtico campo de participación. Bruce Girard, hablando sobre este tema, anota:
“Con frecuencia llamada ‘radio comunitaria’, su rasgo más característico consiste en comprometerse con la participación comunitaria a todos los niveles. Mientras los oyentes de la radio comecial sólo pueden participr en la programación de modo limitado – a través de tribunas libres por línea telefónica o pidiendo su canción favorita – los oyentes de la radio comunitaria son a la vez los productores, gerentes, directores, evaluadores y aun los dueños de las estaciones.” (12)

CONCLUSIÓN.
Es posible devolver a la radio el prestigio que ha perdido por la ausencia de creatividad en su producción, contenidos y recursos. Para ello es necesario emplear nuevas técnicas y abordar nuevos contenidos, de manera que la radio recupere lo que constituye su mayor fortaleza: su capacidad expresiva para generar identificación. Una opción interesante para lograr un retorno de las audiencias juveniles a la radio es una radio comunitaria, que sepa enfrentar con creatividad y versatilidad los retos que le son propios, dando oportunidad a los jóvenes a participar en sus sociedades.





BIBLIOGRAFÍA:
(1)  RODERO ANTÓN, Emma: “Recuperar la creatividad radiofónica: Razones para apostar por la radio de ficción”. Universidad Pontificia de Salamanca.
(2)  ALBERT, Pierre y TUDESQ, André-Jean: “Historia de la Radio y la Televisión”. Fondo de Cultura Económica. México, 2002. Pág. 7.
(3)  ALBERT, Pierre y TUDESQ, André-Jean: “Historia de la Radio y la Televisión”. Fondo de Cultura Económica. México, 2002. Pág. 7.
(4)  ZUNZUNEGUI, Santos: “Pensar la imagen”. Ed. Cátedra.
(5)  PÉREZ JIMÉNEZ, Juan C.: “Un mundo de imágenes”. Revista “Caja Negra”, N° 1.
(6)  LÓPEZ JIMÉNEZ, Daniel F.: “Lectura de medios: de la audiencia ignorada al poder de las audiencias”. XII Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. Colombia, 2006.
(7)  LÓPEZ JIMÉNEZ, Daniel F.: “Lectura de medios: de la audiencia ignorada al poder de las audiencias”. XII Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. Colombia, 2006.

(8)  LÓPEZ JIMÉNEZ, Daniel F.: “Lectura de medios: de la audiencia ignorada al poder de las audiencias”. XII Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social. Colombia, 2006.
(9) BOZA CARREÑO, Ángel: "Una mirada a la Juventud". XII: Revista de Educación. 2011.

(10)  GUTIÉRREZ, María; RIBES, X. y MONCLÚS, B.: “La audiencia juvenil y el acceso a la radio musical de antena convencional a Internet” en: “Comunicación y Sociedad”, vol XXIV. 2011.
(11)  GUTIÉRREZ, María; RIBES, X. y MONCLÚS, B.: “La audiencia juvenil y el acceso a la radio musical de antena convencional a Internet” en: “Comunicación y Sociedad”, vol XXIV. 2011.
(12)  GIRARD, Bruce: “Introducción: la radio comunitaria en el mundo” en “Radio Apasionad@s. Experiencias de radio comunitaria en el mundo”.


lunes, 28 de mayo de 2012

REFLEXIONES SOBRE NUESTRA EXPERIENCIA RADIAL

¿Cómo se desarrollan las afecciones con productos radiales formativos?
Según lo que hemos podido observar en las experiencias radiales, las afecciones se desarrollan a partir de la identificación de las audiencias con los personajes propuestos en  los radiodramas. El punto de partida para lograr las afecciones es una observación minuciosa del entorno que constituirá la audiencia, para lograr la formulación de personajes que resulten convincentes para las personas a quienes serán presentados los productos. Así se garantiza el interés del público por la historia propuesta y la evocación de experiencias pasadas que posiblemente guardan alguna relación con ella.
¿De qué manera se concretan las identificaciones?
Las identificaciones se concretan debido a la comprensión de una situación y la carga emocional que esta implica. Se relaciona con la capacidad empática del audiente, pero también pesa mucha responsabilidad, en su generación, por parte de la producción del material:  habrá más implicación por parte de la audiencia en tanto que el tema del producto sea lo suficientemente accesible a su experiencia, lo que implica la consideración de las posibles situaciones que forman parte de la vida cotidiana de nuestro público. Se hace necesario observar su experiencia pasada y tratar de anticipar su experiencia futura ante el contacto con la historia. Y, definitivamente, todo esto se ve ampliamente facilitado si la interpretación de cada personaje se hace de forma convincente.
¿Qué utilidad adicional se le puede dar al material escuchado?
El material utilizado en esta experiencia puede ser utilizado en trabajo con escuelas, principalmente de formación secundaria, con el objetivo de abrir debates sobre problemáticas de actual vigencia en el entorno juvenil. Asimismo, también es factible su aplicación como recursos motivadores en el marco de eventos destinados a la reflexión sobre problemáticas sociales, tales como conferencias, mesas redondas, congresos, etc. Y, además, en eventos académicos donde se analicen, además de los temas propuestos, los aspectos técnicos de la producción de cada audio.
¿Qué harías tú para optimizar esta experiencia radial?
Una de las debilidades que enfrentamos en la aplicación de nuestra experiencia es la de la selección de la temática en función del público objetivo y el horario de emisión de nuestro programa. Si bien el problema abordado en nuestro caso es un problema latente y, a la vez, vigente, lo proyectamos para una audiencia objetivo constituida para jóvenes y trabajadores del mercado. Dada la hora que se nos facilitó para la puesta en antena del programa (9:30 a.m.), parte de nuestro público objetivo no pudo participar de la experiencia ya que los jóvenes, en su mayoría, se encontraban en el colegio, y de los trabajadores del mercado, muchos se encontraban ocupados. Ese sería un aspecto que procuraría corregir esta experiencia, en lo posible tratando de cambiar el horario de emisión, o tal vez concertando con algunos representantes de la audiencia una visita breve al estudio, con miras a establecer un pequeño diálogo en torno al caso propuesto. Y, asimismo, corregiría alguno defectos de edición que dificultan la comprensión de las historias en algunos casos.